¿Existe la amistad después de internet?

Es domingo. Y si esto se publica ahora, es porque es el primer momento en el que me conecto a internet, desde el viernes. Me conecté para ver si tengo mails del trabajo. Sí, sí dije que era domingo.

El viernes decidí "ir offline".
A raíz de una serie de problemas que personalmente considero graves con mi pareja, problemas que ocasioné yo mismo y en directa relación a molestias que me generaron comportamientos online, recibí un llamado de atención enorme. Tuvimos cuatro episodios de los cuales tres fueron "digitales"; uno por un mensaje de whatsapp, otro por un video de instagram y otro por un tweet.
Ahí me pregunté muchas cosas, entre otras, ¿hasta cuándo?

Y así me encontré borrando todo. Whatsapp, Messenger, Facebook, Twitter, Instagram y unas quince aplicaciones más, por las dudas. No quiero volver a ver nada de eso. Es más, no quiero volver a estar conectado a internet. Si quiero saber "qué está pensando" un amigo, le preguntaré. Si alguien quiere saber qué traigo en la cabeza que quiera compartir de manera pública, lo encontrará en este espacio. Y c'est finí.

Evidentemente mi trabajo puede ser una complicación, hay que ver qué tanto puedo limitar mi conexión a internet estrictamente a mi horario laboral. Y acá encontré una pequeña grieta que pudiera habilitarme en mi decisión. En mi trabajo está restringido el acceso a whatsapp. Entonces, ¿pueden exigirme su uso?
Entiendo que hoy en día se asuma que todo empleado cargue con un teléfono con internet, pero en el contrato que yo firmé, mismo en el cual hay una cláusula en la que dice que pueden tomar acciones en mi contra si publico algo indebido en mis redes sociales personales, no dice nada acerca del uso obligatorio de internet a nivel personal. Entonces, desde el marco legal, no debería tener problemas.

Así el día viernes borré todas las aplicaciones y apagué el "4g" de mi celular. Apagué también el wifi para que no se conecte al llegar a casa y disfruté mi desconexión.

Me sorprenden muchas cosas. Me sorprende la cantidad de veces al día que "en automático", uno revisa su celular. Claro, si no tenés internet, tampoco tiene mucho sentido chequear tu teléfono. No vas a tener notificaciones. Recién hoy domingo estoy sintiendo cómo dejo el hábito de estar constantemente pendiente del aparatito.
Me sorprende también todo lo que he leído este fin de semana.
Otra cosa que me sorprende mucho es la reacción de la gente.
En mi grupo más cercano de amigos dejé un mensaje de despedida, del cual no llegué a ver respuestas o repercusiones. No les dí más de 5 minutos.
Del otro grupo grande de amigos en el que estoy, se me cuestionó, se me acusó de loco, e incluso se me acusó de "querer perder a mis amigos". ¡Mierda! Imagínense cómo hacía la gente hace diez años, o cómo hará la población pobre, que no tiene acceso a esto que una vez supimos, era un lujo. Si hubiera sabido que sin internet no se puede tener amigos, probablemente estaría donando internet a África, pobre gente. Pero justo todo lo contrario.

Sé que no debo ser el primero, no he googleado al respecto, pero tampoco me sorprendería que fuera tendencia.
Lo que sí sé es que quiero hacer un llamado a la gente a que pruebe apagar el wifi y el 4g.
Estar desconectados.
Esta era de la inmediatez y la hiperconectividad, que amenaza a la paciencia y la calma, es un monstruo que no para de crecer, porque no paramos de alimentar. Nos hace olvidarnos de lo humano, de lo más esencial y profundo. De la parte emotiva o creativa de nuestro ser dicotómico. Porque mientras más datos usamos, mientras más googleamos, mientras más damos por hecho que lo que leemos o buscamos, es, menos lugar le dejamos a nuestra intuición, a nuestro sentir. Y así nos volvemos maquinitas. Maquinitas de operar, sin pensar, sin vivir.
Alguna vez pensamos que la singularización llegaría a través de un proceso de unión, de la implementación de algún chip, o conexión a algún tipo de red, cuando en realidad, somos nosotros mismos quienes estamos caminando directo por esa cinta fordista, que desemboca en el fin de nuestra especie. Eligiendo ser máquinas. Eligiendo dejar de ser humanos.

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